PIPIMOMO

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jueves, 17 de abril de 2014

Biografía 1






El despertar
(“A ese mundo que es tuyo y mío.”)


Sucediste
como casual aguja en un pajar.

Pronto, tus trinos y tu olor
abarcaron lo hondo
y descubrieron lo sano
--apenas una lágrima a la deriva--.

Fue entonces que el viento comenzó a tañer
y a oscilar el péndulo
antes varado a la espera de un silencio.

Fue así cómo zarpé
con los mocos al viento
y la camiseta del revés
en busca de la Tierra Prometida.

4 comentarios:

  1. Lo más hermoso de todo ello, es llegar a tierra firme. A veces, por no ser exagerada y decir siempre, yo creo que la Tierra Prometida existe aunque habrá quien diga que no.

    De alguna forma todos zarpamos con el mismo destino...

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    1. Sí, FG. El tema es encontrarla y atracar felizmente en puerto.

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  2. En nuestra vida siempre debe de existir una meta, y no importa el tiempo, ni el camino, importa ese destino y mientras tanto disfrutar de las vistas que la vida ( nuestra vida) nos regala

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    1. De acuerdo. Y añadir el inevitable peligro de que las vistas distraigan la navegación y retrasen los fuegos artificiales. Pero aún en ese caso, puede sera una experiencia más enriquecedora.

      Importante: No desfallezca la meta.

      Gracias MaRia por tu aporte

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